La desigualdad de ingresos está en aumento: el 10 % más rico de la población acumula hasta el 40 % del ingreso mundial total, mientras que el 10 % más pobre recibe solo entre el 2 % y el 7 % del total de ingresos. En los países en desarrollo, la desigualdad ha crecido un 11 %, tomando en cuenta el aumento poblacional.
La desigualdad de ingresos ha aumentado en casi todas partes en las últimas décadas, aunque a diferentes ritmos. La región con la desigualdad más baja es Europa, mientras que la más alta se encuentra en el Medio Oriente.
Para detener el incremento de estas disparidades, es necesario implementar políticas efectivas que empoderen a las personas de bajos ingresos y promuevan la inclusión económica para todos, sin importar su género, raza o etnia.
La desigualdad de ingresos es un desafío global que requiere soluciones internacionales. Estas soluciones incluyen mejorar la regulación y supervisión de los mercados y las instituciones financieras, así como promover la asistencia para el desarrollo y la inversión extranjera directa en las regiones más necesitadas. Un factor esencial para reducir esta brecha es facilitar la migración y movilidad seguras de las personas.