Entre 2000 y 2018, el porcentaje de personas con acceso a energía eléctrica creció del 78% al 90%, y el número de personas sin acceso a energía se redujo a 789 millones.
Sin embargo, junto con el crecimiento de la población mundial, también aumentará la demanda de energía accesible, y una economía global que depende de combustibles fósiles está provocando cambios drásticos en nuestro clima.
Para lograr el ODS 7 para 2030, es fundamental invertir en fuentes de energía limpia, como la solar, eólica y geotérmica, así como mejorar la eficiencia energética.
Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para asegurar el acceso a energía limpia en todos los países en desarrollo es un objetivo clave que puede estimular el crecimiento y, al mismo tiempo, beneficiar al medio ambiente.